Justo antes de llegar a Sevilla, la ciudad más grande de Andalucía, paramos en el Colegio de los Salesianos, donde rezaron a la Virgen durante el tiempo en que preparamos la entrada en el centro histórico de la ciudad.
Nuestro destino era la Iglesia del Sagrario, una Parroquia aneja a la Catedral, junto a la entrada principal, y delante del Patio de los Naranjos, restos de la antigua mezquita, pues la catedral de Sevilla está construida sobre la antigua mezquita, que a su vez estaba construida sobre la antigua catedral visigoda, la sede de San Isidoro.
A la llegada, nos esperaban en el templo unas 200 personas, que acompañaron en procesión y con canciones, desde la puerta de la catedral, la llegada del Icono. Llegó según lo previsto, a las 11:30. Los actos de culto en la parroquia se sucedieron durante todo el día. A las 12:00 se celebró la Santa Misa, presidida por el Vicario General de la Diócesis, y comenzamos a comprobar una vez más el poder de convocatoria de la Virgen, pues ya había más de 300 personas. En la Misa se habló de la misión del Icono en la defensa de la Vida, y después de ella la Iglesia quedó abierta, con el Icono expuesto a la veneración de los fieles, que no dejaron de pasar. Los actos continuaron por la tarde, hacia las 19:00.
El Arzobispo de Sevilla, que no pudo acudir a los actos de bienvenida del Icono, y tampoco a la Santa Misa y despedida del mismo, no quiso dejar de acompañar a la Virgen y a sus fieles y se presentó ante las numerosas personas que en ese momento empezaban a llegar para los actos de la tarde, y nos dirigió unas cariñosas palabras a la vez que nos animó a continuar trabajando en la defensa de la vida. Dijo que los ataques a la vida en esta sociedad están minando a la sociedad misma, que no puede progresar si no respeta la vida más indefensa.
Seguidamente, a las 19:30, se celebró el Santo Rosario por la vida y una oración de desagravio por los pecados contra la vida como el aborto, la eutanasia, etc…
A las 20:00 comenzó la Santa Misa. Para entonces la iglesia estaba completamente llena, con más de 600 personas, con representantes de las cofradías de la parroquia, y de una hermandad que celebraba el inicio del Quinario, y cedió gustosa el día para celebrar la Misa con la Madre de Czestochowa. En la homilía, el párroco del Sagrario, recordó las palabras que poco antes nos dirigió el arzobispo y continuó con palabras a favor de la defensa de la vida, y ofreciendo el perdón a los que atentan contra ella, pidiendo por su conversión de corazón.
Tras la Santa Misa se organizó una procesión con el Icono por las calles de Sevilla, con una organización perfecta, al estilo sevillano, los cofrades de la cofradía de San Clemente portaron el Icono, y las autoridades de la Iglesia, y movimientos provida presidían la misma. La procesión desfiló por unos 800 metros hasta la capilla de San Onofre, donde se encuentra la Adoración permanente; allí, dentro de la pequeña capilla, con más de 700 personas entre los de dentro y los de fuera, se despidió oficialmente el Sagrado Icono, con todo el afecto de su pueblo sevillano.