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Eran las 22:00 cuando salimos de Sevilla, un poco más tarde de lo previsto. El próximo destino era la ciudad de Córdoba, otra ciudad de gran importancia en la Historia de España. Fue capital del Emirato de Córdoba que dominaba casi toda España, y después mantuvo un tiempo el Califato Omeya, pero su historia se remonta a muchos años antes.

Fue una ciudad romana, en la que, desde el inicio del cristianismo, éste arraigó con fuerza. Durante toda la ocupación islámica siempre tuvo una gran cantidad de cristianos mozárabes, que se mantuvieron firmes en la Fe a pesar de las dificultades. Prueba de ello son sus mártires.

La llegada a Córdoba, se hizo a las 00:04, y fue la conclusión de una Vigilia de oración en espera de la Madre. Justo al terminar la misma, llegamos ante la expectación y el deseo de los más de 400 Cordobeses que, a pesar de las altas horas y de ser un día laborable, llenaban la Iglesia de San Nicolás de la Villa. Recibieron a la Virgen con canciones y algunos vítores. Los cordobeses no querían apartarse del Icono y hasta la 01:00 de la madrugada no comenzaron a abandonar el templo. Todos querían ver de cerca a la imagen y mostrarle su devoción.

Día 6 de febrero. La mañana comenzó con una Misa a las 09:00, seguida de un Rosario con Exposición del Santísimo. Más tarde, la Santa Misa a las 12:00, con la iglesia llena con unas 600 personas que apenas tenían espacio para moverse. El sacerdote habló en la homilía sobre el Icono de María, la Peregrinación y la defensa de la vida, y al terminar la Santa Misa se rezó una Salve de despedida, y salió del templo entre cantos y vítores.