Grandes multitudes, emociones, oraciones fervientes y algunas lágrimas. Así fue como Bielorrusia recibió a la Madre de Dios. El 13 de julio el Icono de Czestochowa en su peregrinación se detuvo en la histórica cuna espiritual, que es la región y ciudad de Polotsk, visitando las principales iglesias ortodoxas de la diócesis de Polotsk-Hlubokaje, en las siguientes locaciones: Polotsk, Vierchniedzvinsk, Miory, Sarkovscyna y Hlubokaje.
Miles de personas llegaron a verla. En todas partes el Icono fue recibido con pan y sal, costumbre muy antigua, con el sonido de las campanas de las iglesias y lágrimas de alegría en los ojos.
En Polotsk y en Vierchniedzvinsk, junto a las oraciones de las iglesias, también se realizaron conferencias para los periodistas, educadores, profesionales de la salud y trabajadores sociales. Los temas discutidos se centraron en la protección de la vida, la familia, los valores tradicionales y los problemas demográficos.
Todos querían saludar personalmente a la Madre de Dios. Tenerla cara a cara, tocarla, arrodillarse frente a ella y besarla. Se observaban largas filas para acercarse a Ella. Las personas esperaban su turno de rodillas y prestaban sus respetos a Nuestra Señora, mientras los sacerdotes llevaban el Icono a cuestas. Viendo esta gran fe en el pueblo bielorruso, es difícil imaginarse que solo 20 años atrás muchas iglesias ortodoxas y católicas fueron destruidas, convertidas en almacenes, a veces en museos y que ir a la iglesia y hacer actos de fe pública eran prohibidos, y eran castigados con represiones muy fuertes. A pesar de esto, muchos bielorrusos mantuvieron su fe y se las enseñaron a sus hijos. La visita del Icono de Czestochowa es para ellos un signo de la gracia de Dios y una respuesta a los muchos años de oración para poder profesar su fe libremente. Es por eso que encontramos tantas emociones y lágrimas.
Cómo podemos olvidar las palabras proféticas del cardenal Stefan Wyszynski, primado de Polonia, que repetía públicamente y oraba con gran fervor, creyendo que Nuestra Señora de Czestochowa viajaría por todo el mundo, y especialmente por el este, afectado por la persecución del ateísmo, y que las personas serán libres de profesar su fe en Cristo. Esto se cumple hoy en día. Pero, las personas están enfrentando un nuevo desafío: ¿qué clase de libertad eligen para ellos y para sus hijos? La peregrinación de Nuestra Señora de Czestochowa en defensa de la civilización de la vida y del amor es como una marca en tiempos modernos. En Bielorrusia, se la conoce con el eslogan de: “¡Este y Oeste, Juntos en Defensa de la Civilización de la Vida!”.