El matrimonio es la unión entre un hombre y una mujer, en donde se construye una familia. Para enfatizar esta verdad fundamental, que constantemente es atacada, el 19 de junio se realizó la primera marcha en Defensa del Matrimonio, en las calles de Washington. Su lema fue: "Todo niño tiene derecho a tener un padre y una madre".
Seguramente esta fue la primera de una nueva tradición de marchas que se continuará en los próximos años durante la misma fecha. Debemos recordar que la fiesta del Corpus Christi se celebra el domingo en la Iglesia de Estados Unidos.
Más de 8 mil personas marcharon por la Avenida Constitución hasta la sede de la Corte Suprema. Se detuvieron por un momento en la entrada de la corte, se arrodillaron, oraron y cantaron. Eran jóvenes, ancianos, y familias con niños pequeños. La multitud era excepcionalmente diversa en cuanto a la raza y la edad.
La marcha fue pacífica. Asistieron representantes y dirigentes de las grandes organizaciones provida y profamilia (también de Vida Humana Internacional). Entre la multitud estuvo presente Doug Mainwaring, homosexual declarado y uno de los fundadores del Tea Party, que habla en contra de los llamados "matrimonios entre personas del mismo sexo". Francia estuvo representada por Lodovine de la Rochere, que ha organizado marchas con millones de personas en defensa de la familia en ciudades francesas el año pasado. El presidente de la Federación Polaca de Movimientos Provida, Paweł Wosicki, llegó de Polonia
La marcha contó con la presencia de representantes de la Iglesia Católica, como el Nuncio Apostólico arzobispo Carlo Vigano, y el metropolitano de San Francisco, el arzobispo Salvatore Cordileone, que también es el presidente de la Subcomisión para la Promoción y Defensa del Matrimonio en el Episcopado Americano.
De acuerdo con Radio Vaticano, los opositores de la marcha hicieron todo lo posible para asegurarse de que ningún representante oficial de la Iglesia Católica estuviera presente en la marcha. Particularmente el arzobispo Cordileone fue presionado para que no asista. Más de 80 personalidades de los círculos políticos y religiosos firmaron una carta abierta solicitándole que no participará en la Marcha en Defensa del Matrimonio, en referencia a un comentario del Papa Francisco en donde, supuestamente, ha rechazado cualquier juicio sobre los homosexuales.
El arzobispo Cordileone no se dobló a la presión. Recordó a todos que es su deber predicar la verdad sobre la familia. Dijo que la Iglesia Católica condena todos los actos de violencia contra las personas homosexuales. Destacó, sin embargo, que los actos de violencia hoy en día se realizan, sobre todo, en contra de aquellos que se atreven a defender el matrimonio y la familia.
Pocas personas que participaban de la marcha pacífica fueron detenidas por un grupo de unos 150 opositores que bloquearon el paso con gritos. La policía les pidió calmadamente que se movieran y dejaran pasar a la manifestación. Los opositores dejaron pasar a la manifestación cuando se dieron cuenta que su resistencia no tenía éxito al ver el gran número de defensores del matrimonio.
Dio una gran impresión ver la gran multitud de los diferentes grupos defensores del matrimonio, rodeando y pasando este pequeño grupo de oponentes, sin mostrarles ningún desprecio, ni ofendiendo su dignidad. No se produjo ningún acto de odio ni de violencia, sólo unos cuantos gritos.
No podía haber dos grupos más diferentes. Los opositores al matrimonio tradicional fueron dominados por hombres del centro de la ciudad, quienes sostenían pancartas y gritaban consignas. Era difícil incluso oírlos, ya que los defensores del matrimonio cantaban canciones religiosas. Seguramente, en ningún otro evento sería posible ver una multitud de afroamericanos, asiáticos, familias típicas estadounidenses, así como abuelas latinas, protestando juntos sobre un tema tan importante.
Los medios de comunicación hicieron esfuerzo para desinformar dando una imagen falsa de los defensores del matrimonio como fanáticos agresivos. Incluso los medios de comunicación católica no informaron del lema principal de la marcha, que era la defensa de los derechos de los niños, diciendo en los titulares que se trataba de una marcha en contra de las uniones homosexuales. En verdad la manifestación defendió el derecho al matrimonio tradicional, fundamental en cualquier sociedad, sin ningún tipo de enfrentamiento con los opositores. Los comentarios que alegan que esta era una marcha de odio, son realmente vergonzoso. La protección del matrimonio, la familia y los derechos de los niños, que son el fundamento de la sociedad y de la civilización de la vida, es la actividad natural de los grupos profamilia.