El pasado 9 de noviembre del 2017, en el marco de la celebración jubilar de los 130 años de evangelización ininterrumpida en el Vicariato Apostólico del Puyo, los obispos del Ecuador junto al nuevo nuncio, Mons. Andrés Carrascosa Coso, celebraron la Asamblea Plenaria No. 143.
Esta fue una buena oportunidad para que el Icono Peregrino visitara a sus hijos predilectos, así que el P. León Juchniewicz, custodio del Icono en el país, viajó desde Santo Domingo hasta el Puyo atravesando la Cordillera Andina, el recorrido le tomó aproximadamente seis horas de viaje. El Icono de María iba en el Mama Móvil, una camioneta implementada con una urna de cristal en la parte de atrás, en la que se ha trasladado durante su estadía en esta diócesis. De esta manera el Icono podía ser apreciado por los lugareños de los distintos poblados de la serranía ecuatoriana.
El Icono de Czestochowa acompañó a los pastores de la iglesia al finalizar la asamblea, participando junto a los fieles en una procesión mariana en defensa de la vida y de la familia. La caminata se inició a las 18h00 en la parroquia San Vicente Ferrer y terminó en la Catedral de la Virgen del Rosario con la solemne eucaristía presidida por Mons. Eugenio Arellano, MCCJ, Vicario Apostólico de Esmeraldas y Presidente de la Conferencia Episcopal Ecuatoriana.
En la homilía, Mons. Arellano habló sobre la presencia de la Virgen que recorre el mundo en defensa de la vida, y se refirió a ella como la Virgen Morenita, ya que él es obispo de los morenitos, en referencia a la comunidad afroecuatoriana que vive en la provincia de Esmeraldas. Luego de la misa se entregó a todos los participantes la estampa con su imagen y al reverso la oración de San Juan Pablo II de la encíclica Evangelium Vitae, todos los obispos también recibieron una estampa. El Icono permaneció durante toda la noche en la Catedral y hasta bien entrada la noche muchos feligreses se acercaban para apreciarla.
Al día siguiente había que hacer el recorrido de regreso. Pero como anécdota, el padre León cuenta que cuando fue a retirar el Icono de Nuestra Señora, una indígena, ataviada con su vestimenta típica, ya entrada en años, observaba al Icono con mucho asombro, le prendió una vela al Icono y le decía al padre: “No se la lleven, porque nunca he visto un icono como este. No se lleven a mi mamita”. El P. León le permitió tocar la imagen y rezar un momento más, pero ya había que partir.