El Icono Peregrino de Czestochowa llegó el último día de agosto a la Iglesia Rectoral San Josemaría Escrivá, y se quedó ahí hasta el 4 de septiembre.
Por ser sábado, a más de la misa de la noche -que se considera misa dominical- estaban programadas dos bodas, así que la iglesia estaba adornada con hermosas flores blancas.
Todos los martes en la mañana un grupo importante de madres de familia se reúnen luego de misa para interceder por sus hijos. Con oraciones y peticiones, piden la protección y amparo de sus hijos, en sus estudios, sus amistades y sus necesidades personales. Es una bonita obra espiritual que toda madre debería implementar en su vida cotidiana, ya que la oración de una madre nunca queda sin ser escuchada por Dios Padre.
A ese grupo de señoras, María Verónica Vernaza, coordinadora del recorrido del Icono en Guayaquil, pudo darles una pequeña charla sobre la importancia de la visita de la Madonna Negra. Muchas de ellas quedaron sorprendidas con la historia del Icono que se venera en Polonia, y luego aprovecharon para acercarse y ver más de cerca la iconografía que representa a la Madre de Dios.
Con mucha pena, el P. Carlos Ayala y unas señoras que se encontraban ahí aprovechando los últimos momentos para estar en presencia del Icono, se despidieron de Nuestra Señora en la tarde del miércoles. Apenados, pero a la vez muy contento de haber podido recibir a María en la advocación de la Virgen de Czestochowa.