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Testimonio de Yolanda Poveda Burgos y su esposo Evandro de Oliveira:

Como antecedente, ya había pasado por dos embarazos, pero lamentablemente entre la semana 9 y 12 de gestación los bebés morían.

Fui a confesarme con el P. Raniero Marincioni, párroco de la parroquia María Reina. Ese día precisamente, 10 de agosto del 2019, cumplía 9 semanas de gestación de nuestro tercer bebé. Me sentía tan angustiada y con tanta tristeza en el corazón sin saber si éste bebé viviría, puesto que al ser los casos totalmente asintomáticos no se podría saber hasta el control médico.

El padre Raniero me dio tres consejos, uno de ellos era que le pidiera la unción de los enfermos. Al día siguiente volví a la parroquia y me encontré con la grata sorpresa que estaba exponiéndose el Icono de la Virgen de Czestochowa en el altar, y fue allí junto Ella que el padre Raniero me dio la bendición y consagró al bebé a la Virgen. En ese momento yo fui otra persona, mis angustias y temores desaparecieron totalmente, y con el corazón en calma y confiada sabía que todo estaría bien.

Después de ese día todo cambio durante mi embarazo, revisión tras revisión vimos cómo se desarrollaba con normalidad absoluta. Después supimos que era una niña y en honor a la Virgen decidimos llamarla de primer nombre, María.

En la semana 24 tuve una pérdida de sangre. Con mis antecedentes, la doctora que llevaba mi caso mi recomendó estar acostada hasta que al día siguiente me atendieran. El padre Raniero nuevamente vino a ayudarnos, trajo la comunión para mí y oró con nosotros. Confiados fuimos a los exámenes y la consulta física, y no había ningún rasgo de que algo hubiera pasado. La sorpresa de la doctora fue tanta que nos dijo, “si yo no hubiera visto las fotos que me enviaron del sangrado, no podría decir que algo pasó”.

Desde aquel día nunca más hubo ninguna razón para estar preocupados. Todos los doctores que nos acompañaron desde los controles previos hasta la cirugía manifestaron que no habían conocido una paciente con tanta calma y tranquilidad.

Yo puedo decir que sabía en mi corazón que todo estaría bien. Fue así que en honor a la Virgen y a una santa que queremos nombramos a nuestra hija: María Inés.

El día que Nuestra Señora de Czestochowa visitó la parroquia María Reina, nos entregaron una estampita con su imagen, desde entonces, la tenemos en nuestro altar familiar recordándonos que con Ella siempre estaremos bien.