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Después de dejar Zagreb, Nuestra Bendita Madre llegó a Karlovac. Esta ciudad en Croacia es importante para los movimientos pro-vida, ya que aquí se encuentra el primer memorial en el país, en forma de Jesús de la Misericordia, dedicado a los no nacidos dentro del cementerio local. En el viaje de Nuestra Señora a Udbina se recorrió una región que fue la última barrera de la cristiandad contra el ataque otomano.

Es por esta razón que Croacia es conocida como el baluarte de la cristiandad: "antemurale christianitatis".

Nuestra Señora en el Icono de Czestochowa no fue invitada coincidentemente a Udbina, ahí se encuentra una monumental iglesia dedicada a los mártires croatas, construida y dedicada el año como trabajo de vida del obispo local Mile Bogovic. Esta iglesia está dedicada a la memoria de todos los mártires croatas conocidos y desconocidos, quienes han muerto por su tierra desde 1493 en la Batalla de Krbava -donde diez mil mártires croatas perdieron su vida en manos de los otomanos- hasta la Batalla de Independencia (1991 – 1995).

Es por eso que este lugar era el más apropiado para recibir a Nuestra Bendita Madre y de rezar por los “mártires no nacidos” en Croacia, que perdieron su vida mayormente en época comunista. Así también, para pedir a la Madre de Dios que  ayude a los croatas a defender la civilización de la vida para que ya no se pierdan más vidas de inocentes.

El reverendo Tomislav Rogic, recibió a Nuestra Señora y dirigió las oraciones en nombre del obispo Mile Bogovic. Comenzó diciendo que las personas casadas no deberían esperar a mejores días para tener hijos, sino que deberían estar siempre abiertos a la vida.

Después se desarrolló una ceremonia solmene para despedir a Nuestra Bendita Madre para continuar su viaje por Dalmacia, una región croata en las costas adriáticas.