En la madrugada del miércoles 17 de octubre, a las 4h45, Nuestra Señora comenzó su viaje a Weesen. En esta ruta, Ella fue saludada con una impresionante vista del lago Walen, rodeado de montañas y cubiertas con fabulosos colores del follaje de los árboles en otoño, que crecían en las costas y en las laderas: rojo, anaranjado, café, amarillo y algo de verde.
El Icono permaneció durante todo el día en el Convento de las Hermanas Dominicas de María, Nuestro Refugio. Actualmente el convento es la casa de nueve hermanas, quienes habían preparado una calurosa bienvenida a Nuestra Madre. El padre Martin Camenzind, director espiritual del convento, celebró Misa a las 7h00.
Las hermanas habían preparado quince intensiones pro-vida. Después de leer cada una en alto, las hermanas prendían una vela y la colocaban en frente del Icono. Después de la celebración de la Santa Misa y de una veneración individual, la hermana Consiglia Ronni guió las oraciones meditadas en cada hora hasta las 19h00. Las hermanas fueron muy hospitalarias, y las personas que habían venido a venerar a la Bendita Madre estaban muy contentas.