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Mahir Doman es caldeo. Tiene 41 años y vive cerca de Paris. Mahir está asociado al movimiento de Notre-Dame en Francia. Hasta hace pocos días no tenía conocimiento de que recibiría el Icono de Czestochowa de las manos de los irlandeses. Mahir es de Turquía. Él siempre quiso ser sacerdote, pero como el Santo Cura de Ars, el latín no le es fácil.

Manejó toda la noche del 24 de noviembre desde Paris hasta Cherbourg, donde llegaba el ferri de Irlanda. Esa noche, una terrible tempestad azotó Bretaña y el norte de Francia. “La travesía era difícil. Tuve que realizar algunas paradas. Tenía la impresión de que el carro iba a volar”, comentó vía telefónica alrededor de las 10h00, cuando ya había llegado a Cherbourg. El ferri llegó con dos horas de retraso, debido a las inclemencias del clima. Mahir estaba esperando en el puerto. “Estaba vestido como marinero”, comentó con alegría cuando se le preguntó si tenía frío. Esperaba con gozo, como quien espera al ser amado.

El Icono de Nuestra Señora dejó Irlanda a la misma hora que Mahir salió de Paris. Mientras cruzaba el estrecho de San Jorge, santo patrón de Inglaterra (quien, la leyenda dice que llegó a las islas desde Turquía), Nuestra Señora luchaba con un “dragón” meteorológico, al igual que Mahir.

Los dos se juntaron alrededor de las 14h00. El viento comenzó a amainar y el hermoso sol comenzó a brillar. Los conductores de Nuestra Señora, Anthony Barnes y Felim Burke, regresaron al ferri para retornar a casa, y Mahir condujo al norte. Tenía que manejar casi cinco horas para llegar a Vaudricourt, en el departamento de Pas-de-Calais, que sería el primer lugar de la peregrinación del Icono de la Santísima Virgen María a través de Francia. Llevó a la Santísima Madre a un antiguo yacimiento de carbón, residencia de polacos. Llegó a las 20h00, justo cuando comenzaba el servicio. Mahir salió del carro con aspecto cansado, pero contento. “No fui yo, fue Ella quien me trajo aquí. Por momentos, manejaba más rápido de lo que las señales de la carretera lo permitían. Quería llegar a tiempo. La policía no me detuvo; ningún radar me detectó”.

Así comenzó la peregrinación de la Santísima Virgen María por el suelo francés.