La Santísima Virgen María pasó la noche en la capilla del Instituto los Misioneros Oblatos de San Casimir en Vaudricourt. Ella alcanzaba a observar, a través de las ventanas, unos viejos árboles, un antiguo y hermoso parque, la luna llena y las estrellas en el cielo.
Uno tendría la impresión de que todo se encuentra en balance, en paz y en armonía, en la naturaleza y la tranquila noche. Pero, ¿por qué el gallo comienza a cantar en la mitad de la noche?
La capilla de los Misioneros Oblatos se abrió a las 8h00. Pocas personas utilizan el tiempo de la mañana para sus oraciones frente al Icono de la Virgen María. La capilla se fue llenando de a poco. Antes de las 10h00 los miembros de la Hermandad de San Eloy rendían tributo a la Santa Madre. Estaban vestidos en su uniforme de gala. A las 10h00 el superior de la casa, Fr. Stanislaw Wódz OMI, dirigió la Liturgia de las Horas en la Inmaculada Concepción de la Virgen María. Luego presidió la Santa Eucaristía, celebrada en conjunto con el padre Tomasz Mikulak TChr, el sacerdote de la parroquia polaca vecina. Luego de la Santa Misa, hubo un tiempo de oración personal ante el Icono de la Santa Madre.
En la tarde, el conductor de la Virgen María, Bernardo Samoyeau, vino a Vaudrocourt. Él será el encargado de llevarla a través de su país. Cubrirán cuatro mil kilómetros juntos en suelo francés. Bernardo no sabe por qué se ofreció como voluntario para hacer esto. Él cree que fue la misma Virgen María que lo eligió a él, y él está algo ansioso por la responsabilidad que conlleva. A las 13h00 comenzó la despedida. Cantaron la Letanía de Loreto y la hermana Benjamine de la Comunidad del Sagrado Corazón leyó las intensiones que las personas habían depositado en las manos de María. Cuando la canción estaba por terminar, Bernardo colocó el signo del “Móvil Vida” en su Audi color café y se paró en la entrada de la capilla. El Icono fue puesto en el altar de vidrio con ruedas y luego se despidió de las Hermanas del Sagrado Corazón, así como de los residentes y amigos del Instituto San Casimir. Todos se emocionaron cuando Mahir rezó en arameo el Ave María seguido del Padre Nuestro.
La Hermana Benjamine, de la Comunidad del Sagrado Corazón de Fouquieres se emocionó muy particularmente. Ella se reúne los lunes con un grupo de reclusos del vecino pueblo de Bethune. Cuando la hermana visitó la capilla en Vaudricourt el domingo, le pidió a la Madre de Dios: “Si tú quieres que yo regrese mañana a despedirme, haz algo al respecto”. Al día siguiente, temprano en la mañana, ella fue a visitar a los reclusos como todos los lunes. El guardia estaba muy avergonzado: “Le pedimos disculpas pero hoy el salón de visitas no está disponible. Por favor, discúlpenos”. Al guardia le extrañó que la hermana sonriera y rápidamente corriera a su pequeño auto para manejar hasta Vaudricourt.