Mario Bruschi, director del ministerio para Jóvenes Adultos de la Catedral de San Patricio, ayudó a organizar una exitosa procesión a través del Distrito Financiero de Lower Manhattan en la ciudad de Nueva York con cerca de 500 personas. Luego de terminada la procesión, manejó junto conmigo en el tráfico desde la Iglesia San Pedro hasta la Iglesia de Nuestra Señora del Buen Consejo en Upper East Side.
Llegamos a tiempo para que el Icono de Nuestra Señora de Czestochowa se reuniera con un grupo de jóvenes adultos llamados Catholic Underground, un apostolado cultural y popular organizado por los Frailes Franciscanos de la Renovación. Nuevamente, algunas de las Hermanas de la Vida estaban ahí acompañándonos. Es hermoso verlas presentes en muchos de nuestros eventos honrando a Nuestra Señora y rezando por la defensa de la Vida.
Luego de compartir con las 600 personas que se encontraban ahí la historia del Icono de Nuestra Señora de Czestochowa y de la Peregrinación De Océano a Océano en Defensa de la Vida, los frailes expusieron el Santísimo Sacramento y rezaron las vísperas (oraciones de la tarde). Iluminado sólo por la luz de las velas, la iglesia tenía un entorno muy íntimo y de oración. Los frailes tocaron música contemporánea de adoración y de alabanza durante la Hora Santa, que terminó con una bendición solemne. Entretanto, escuché confesiones por cerca de dos horas y media.
Mientras escuchaba las confesiones, los frailes realizaron una presentación en la planta baja y cuando terminaron, los jóvenes llegaron al piso de arriba a rezar las completas (oración de la noche), y concluyeron con un himno a Nuestra Señora, Hija de Sión, Madre de la Nueva Jerusalén. Cuando terminé escuchar las confesiones, muchos jóvenes estaban en fila para venerar el Icono. Las estampitas de Nuestra Señora de Czestochowa fueron muy populares, así como nuestras guías de confesión y los panfletos de las creencias básicas de nuestra fe católica. Luego de dejar a Nuestra Señora del Buen Consejo para pasar la noche en la Iglesia de San Pedro, yo estaba cansado, pero en un buen sentido. La clase de cansancio que San Pedro tuvo cuando, luego de haber trabajado arduo y de no haber pescado nada, obedeció al Señor y lanzó la red al otro lado del bote y recogió 153 pescados.